Llegamos a Puerto Varas. Una estela observa la perspectiva del sueño verdadero.
Acabamos culminar nuestra estadía en Chaullín, ahora en Puerto Varas reflexionamos sobre este pulso.
Chaullín es una isla en que los administradores pretenden lograr la autosustentabilidad y que nos permitieron animar seis días. Sembramos el recuerdo de la familia universal que también habita la Tierra. Centramos nuestra energía en llegar a Coyhaique, a festejar por el bienestar. A partir del 17 de febrero y hasta 19, en el centro cultural de la ciudad.
Hemos estado compartiendo los sueños que movilizan nuestra caravana con los nuevos integrantes. Nos apena no haber podido avisar a quien se nos quería unir en El Bolsón. Modificamos la ruta por diversas razones y no alcanzamos a informar a tiempo a algunas personas que querían encontrarnos. Pedimos perdón por ello.
Nuestros sueños colectivos nos llevan a intencionar la aparición de un vehículo que sea propio a la Caravana, para que esta pueda sostenerse en el tiempo. Una nave que podamos embellecer con todo tipo de artes y magias creativas. Donde albergar a aquellos de nosotros que vamos viajando a dedo durante nuestro recorrido por la Patagonia.
Al hablar de esta caravana nos surge de inmediato la voluntad de contar acerca de su historia también. Ya son nueve paradas y cada una ha sido un escalón. Talca y sus alrededores, Junquillar, Cabrero, Nonguén, Lanalhue, Los Riscos de Pucón, Osorno y Chaullín han significado tribu por todas partes. Tribu voluntariando en respuestas poderosas ante la alerta del fuego. La tribu mundial es enorme, se hermana y requiere apoyarse mutuamente para hacer ver que es simple, es fácil y está ocurriendo ese gran cambio que anhelan todas nuestras almas. El paraíso está de fiesta, nuestros corazones se curan. El amor está en casa.
Sangha espiral